Era otros de esos martes, donde ya me encontraba en casa desde temprano, ya había vuelto de correr y me sobraba el tiempo, que se traduce en: nadie te apura.
Mmm hay que arrancar, y lo primero para hacer era el relleno, porque si por esas cosas de la vida (nada que ver con el tema de Eros) me llevaba demasiado tiempo o simplemente el suficiente para que la masa quede seca, el armado de los cuadrados que formarían los ravioles se iba a poner un poco complicado.
El salmón ya estaba listo para ser procesado, producto de una decisión temprana, dejamos a la naturaleza para que haga el trabajo de descongelamiento y no utilizar el micro-ondas.
Con el filo de la cuchilla recién afilada, el rosado file fue encontrando su forma intermedia (cuadraditos) que dieron paso luego a una pasta cortesía de la minipimer.
Junto a la progresion de acordes (Em, F, Gsus y C) que marcaba Drugs don't work de The Verve, los ingredientes Cibulette cortadito, Huevos, Port salud untable y Queso crema hacían lo mismo y se iban juntando con el Salmón, celebraban la pieza musical compuesta por Richard Ashcroft.
Asi que despues de "mignonettizar" la pimienta, esta fue junto con la sal a parar al relleno. con la ayuda de una cuchara mezcle bien todo, probé el relleno. Espectacular pi pi. Primer indicio que todo marchada OK.
Después de condimentar, era hora de ponerse manos en la masa (nunca tan literal).
El ritual básico es super conocido, harina, huevos, agua, sal...PARÁ, PARÁ, PARÁ.. esta masa es Neri!!! o sea que hay que usar la tinta de calamar.
Pero a esa altural la pregunta era, que onda la tinta negra, la gran pregunta que me paso por la cabeza cuando estaba abriendo el sobre que fácilmente cumplía medio año en la alacena.
Después de sacar la primer ampolla (el paquete trae 2) me pegué una desilisuion bastante fuerte te diría, para mi sorpresa, la tinta parecía deshidratada. Al toque buscar si no estaba vencida, que mal humor me estaba agarrando. Resultó que no estaba vencida, y que la tinta es más una "pasta" de tinta de calamar.
mmmm no será poco esta tinta, y ahí nomás se fue la segunda ampolla, después de una buen rato de amasado y después de pasar la masa por la pasta linda, las planchas ya habían tomado su característico color negro y mi cara había recuperado su color al ver que todo seguía yendo bien.
Ya con las planchas, lo único que quedaba era ponerlas sobre el molde para ravioles, colocar el relleno en cada espacio, cubrir con la otra plancha, pasar el palote y listo, los ravioles están preparados para ir al agua.
Luego de repetir el proceso de armado de los ravioles hasta terminar el relleno, llego el otro comensal que traía las las gambas (a morir con la salsa también). El agua que ya estaba hirviendo esperaba a los ravioles.
primero con un poco de manteca, salteamos las gambas junto con un toquesito de cúrcuma y paprika para darle un tinte de color amarillento tirando a coloradito, cuando ya estaba listas la reservamos mientras los ravioles con ayuda de nuestras manos iban a nadar al agua hirviendo.
Las gambas volvieron al fuego, un toque de crema, colamos los ravioles directo para ir a la salsa que estaba terminándose, emplatamos y por arriba rociamos con el resto del cibullete cortadito.
Ya no quedaba más, los platos a la mesa y le agregamos un Chardonnay para el maridaje
Ingredientes de la receta
Salmón - 500 gr
Cibulette - 1 paquete
Huevo - 1
Port salud untable - 1 cucharada
Queso crema - 1 cucharada
Mignonette de pimienta Jamaiquina - 10 granos / a gusto
Sal - a gusto
Harina 0000 - 500 gr
Huevos 3
Agua - medio vaso
Tinta de calamar -2 ampollas
Sal - 2 cucharadas
Gambas - 150 gr
Crema - 150 gr
Paprika - a gusto
Sal - a gusto
Cibullete - a gusto
Curcuma - a gusto